Sensibilización
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Se utilizan ejercicios de sensibilización para abrir los sentidos, para atrevernos a conocer el medio con sus formas, olores, sonidos y percepciones. Por medio de estas herramientas podremos tomar consciencia de nuestro ambiente e interactuar con él.
El facilitador indicará a las personas participantes que se distribuyan libremente por el espacio, separados unos de otros, y se recuesten de espalda. Una vez en esa posición deberán cerrar los ojos y atender a su respiración. El facilitador deberá entregar las indicaciones con voz suave y pausada para que los participantes no pierdan la concentración y la atmósfera no se vea afectada. Después de un tiempo determinado por el facilitador, se indicará que lleven su atención a los ruidos del exterior, tratando de lograr identificar la mayor cantidad de sonidos posibles: primero los más evidentes y cercanos y luego hasta los sonidos más lejanos, siempre en silencio y sin mencionarlos en voz alta. Pasado el tiempo determinado para esa etapa de la actividad, el facilitador, siempre con voz suave, indicará que vuelvan la atención a su respiración y luego a sus extremidades, las cuales deberán comenzar a mover lentamente para incorporarse sentados y abrir los ojos. Para analizar la actividad el grupo se dispondrá en círculo y cada participante comentará su experiencia.
Se formarán parejas. Se definirá un participante A y uno B. La actividad consiste en que el participante A dé un masaje de manos al participante B. El facilitador deberá explicar que se trabajarán tres tipos de masajes. El primero consistirá en que A toma la mano de B y la situará sobre la suya con el dorso de la mano de B sobre su palma. Con el puño o nudillo de la otra mano deberá describir círculos pequeños sobre la palma de B. Luego de un tiempo determinado por el facilitador, se indicará que deben cambiar de mano. El segundo tipo de masaje consistirá en que el participante A tomará el dorso de la mano de B con las dos manos y, con la punta de los pulgares hará un masaje en la palma de B. Después del tiempo determinado por el facilitador, se realizará el cambio de mano. Luego explica el tercer tipo
de masaje: el participante A tomará una mano de B y deberá ir masajeando uno a uno los dedos, realizando un movimiento que intenta “estirar” los dedos del compañero. Pasado el tiempo establecido, se realizará el cambio de mano. Una vez realizado el masaje, el facilitador indicará cambio de pareja y se repetirá la dinámica.
El facilitador realizará un breve diálogo con el grupo sobre los sentidos. La idea es que las personas participantes intercambien experiencias y/o anécdotas que tengan relación con los sentidos. Luego el facilitador indicará que todo el grupo volverá a nacer, pero esta vez tendrán que descubrir el mundo a través de un solo sentido, como por ejemplo, el olfato. Entonces serán de la raza de los “olfateadores” y deberán recorrer el espacio, los objetos y reconocerse entre ellos, solo a través del olfato. Pasado un tiempo determinado por el facilitador, este indicará a viva voz que ahora serán la raza de los “mirones” y deberán repetir la dinámica, esta vez utilizando solo la vista. Así continuará la actividad hasta que todos los sentidos sean utilizados para descubrir el mundo, pasando por el grupo de los “lamedores” (sentido del gusto), “tocones” (sentido del tacto) y “oidores” (sentido de la audición). No es necesario que las personas participantes realicen la acción, por ejemplo de lamer, pero sí deberán simularla. Si el grupo lo compone un número elevado de participantes, el facilitador podrá adaptar esta actividad designando en secreto a cada participante a qué raza pertenece (designando, por ejemplo, dos o tres participantes por raza) y luego, desplazándose por el espacio, las personas participantes deberán reconocerse y reunirse con los de su misma especie.
El facilitador dispondrá las sillas formando una la de a dos, simulando un bote. Las personas participantes se sentarán en ellas y el facilitador les vendará los ojos; para entrar en atmósfera les entregará algunas indicaciones que guarden relación con el sentirse cómodos, entrar en contacto con su cuerpo, relajar músculos, entre otras. Luego, comenzará a leer un relato que trata de un viaje en bote. Es importante que el relato sea en tiempo presente y que considere “imágenes” que se relacionen con sensaciones, temperaturas, colores, olores, sonidos y movimientos. Por ejemplo: “el bote se está meciendo lentamente de un lado a otro”, “el sol sobre nuestras cabezas nos produce mucho calor”, “tocamos el agua con el brazo derecho”, “escuchamos las gaviotas a lo lejos”. También podrá incluir música para ayudar a crear la atmósfera.
Se dividirá al grupo en dos equipos, los “murciélagos” y las “polillas”, los que se distribuirán de forma libre por el espacio, con los ojos vendados. Cada cierto intervalo de tiempo (no más de cinco segundos), las polillas deberán emitir el sonido “bzzzz” y los murciélagos el sonido “bip, bip”. La actividad consiste en que unos y otros se orientarán por medio estos sonidos, para huir en el caso de las polillas, o cazar en el caso de los murciélagos. Cuando un murciélago atrape a una polilla, esta se quitará la venda de los ojos y saldrá fuera del terreno de juego. La dinámica nalizará cuando todas las polillas hayan sido capturadas.
Este ejercicio desarrolla imaginación y sensibilidad. Todos se colocan en el suelo acostados. El facilitador narra de manera detallada, descriptiva y sensorial un nacimiento. Los participantes deben imaginar cada detalle. Además pueden buscar representar las situaciones que escuchan, siempre con ojos cerrados y adentrándose plenamente en la narración, como si se tratara de su propio nacimiento. Es muy importante hacer énfasis en los detalles y permitir que los participantes agreguen otros a su gusto.
Se formarán parejas y el facilitador dispondrá dos las de sillas paralelas separadas a dos metros de distancia. Este espacio será una pista de aterrizaje. En cada pareja, uno cumplirá el rol de piloto del avión, mientras que el otro será la torre de control. Deberán imaginar que el avión no puede comunicarse con la torre de control pero sí puede recibir órdenes, y debiendo aterrizar en una pista llena de obstáculos en una noche de tormenta. Se escogerá una pareja al azar. El piloto se ubicará al principio de la pista y el facilitador le vendará los ojos. El resto del grupo instalará una serie de obstáculos en la pista de aterrizaje y el piloto deberá transitar hasta el nal de la pista sin tocar los obstáculos. Para lograrlo tendrá que seguir exactamente las instrucciones de la torre de control. Como el piloto no podrá comunicarse con la torre de control, está prohibido que realice preguntas, pida repetición de alguna indicación o exija algún comentario. Cuando consiga atravesar la pista, se realizará cambio de pareja y continuará la dinámica. Se podrán ir cambiando los obstáculos de lugar con el n de sorprender al nuevo piloto. La actividad finalizará cuando todas las parejas hayan transitado por la pista o cuando el facilitador lo estime conveniente.
Las personas participantes se distribuirán en hileras, libremente por el espacio, de pie. Pueden ser las formadas por la misma cantidad de participantes o las irregulares. Luego se vendarán los ojos y escucharán atentamente las indicaciones del facilitador. Cada vez que este diga “Norte”, darán un paso al frente; si dice “Sur”, darán un paso atrás; si dice “Este”, darán un paso al lado derecho, y al lado izquierdo si dice “Oeste”. Es importante que toda la la se mueva con mucho cuidado y al mismo tiempo. Pasado un tiempo determinado por el facilitador, se quitarán la venda de los ojos y observarán la nueva posición en la que hayan quedado. Si el número de participantes es reducido, se puede realizar la actividad sin formar hileras indicando que las personas participantes se distribuyan individualmente por el espacio.
Se formarán dos líneas paralelas con el mismo número de participantes y se apoyarán en la pared enfrentados unos a otros. La actividad podrá realizarse con ojos cerrados o vendados, según lo determine el facilitador (es probable que al vendar los ojos se eviten “trampas” por parte de las personas participantes). Esta actividad consiste en que las personas participantes caminen en dirección a la pareja que tienen en frente, cuidadosamente y en total silencio. Deberán detenerse antes de encontrarse o tocarse. Cuando todas las personas participantes se hayan detenido, se les quitarán las vendas de los ojos y verificarán cuál fue la pareja que quedó más cerca sin haberse tocado. El facilitador será el encargado de corroborar dicha situación. En caso que una pareja se toque o encuentre antes de detenerse, el facilitador deberá indicar que vuelvan al punto de partida. Se pueden añadir variantes poniendo objetos en el suelo o cambiando el ritmo del desplazamiento si el facilitador así lo estima conveniente.